
La Historia de la Civilización Angkor
La Historia de la Ciudad de Angkor
El nombre de Angkor se corresponde hoy con un interesante yacimiento arqueológico localizado allí donde se encontraba la que fue capital del reino khmer de Camboya entre los siglos IX y XV. Sus ruinas son uno de los mayores monumentos arquitectónicos del mundo. Situada cerca de Siem Reap, al noroeste de Camboya, la ciudad de Angkor fue fundada a principios del siglo IX y se convirtió en la capital del país durante el reinado de Yasovarman I (889-900), quien le dio el nombre de Yasodharapura. La ciudad original fue construida alrededor del Phnom Bakheng, un templo situado en una colina que simboliza la montaña que se encuentra en el centro del mundo según la cosmología hindú (véase sobre la influencia de la cultura india aquí). Los sucesivos reyes ampliaron la ciudad, construyendo otros templos dedicados a diferentes deidades hindúes y grandes embalses utilizados para el riego, que a su vez simbolizaban el océano que rodeaba la sagrada montaña central. La mayor edificación del complejo de templos de la ciudad es el denominado Angkor Wat, construido entre los siglos IX y XII.
El Angkor Wat constituye un impresionante conjunto de más de un centenar de templos hindúes y budistas. Está formado por patios de muros concéntricos que rodean una estructura central con cinco preciosas torres en forma de hojas de loto. Sus galerías están decoradas con esculturas que representan distintos episodios de la leyenda de Vishnu. La primera fase se construyó entre los siglos IX y X, y muestra el espíritu hindú que había adoptado la dinastía khmer. Los templos de esta época se organizan como microcosmos simbólicos, imitando la imagen de la morada de los dioses en el monte Meru (montaña mítica para los hindúes), e identificando así al rey con una deidad. La arquitectura alcanzó su mayor apogeo con el grandioso templo de Angkor Wat, erigido por Suryavarman II (1113-1150), el soberano más importante del reino de Angkor, que pretendía ser la encarnación de Vishnu en la Tierra.
En el siglo XIII la ciudad de Angkor ocupaba 100 km2 y era una de las ciudades más grandes del mundo, si bien poco después comenzó su declive. Amenazados por los ataques de sus vecinos tailandeses, los camboyanos abandonaron Angkor hacia el año 1430, cuando trasladaron su capital al sur para mayor seguridad. El Angkor Wat sobrevivió durante algún tiempo como centro budista de peregrinaje, pero el resto de la ciudad quedó cubierto por la selva hasta que arqueólogos franceses comenzaron a realizar allí excavaciones en la década de 1860.
En 1987 se inició un importante proyecto de restauración y estudio arqueológico que nos ha permitido conocer la magnificencia de este colosal conjunto monumental.
La civilización Angkor
En el reino de Angkor, el monarca era, a la vez, soberano todopoderoso y protector de sus súbditos. Tenía el deber de hacer respetar la justicia, el Dharma, la ley religiosa y moral. El ideal real era ser un soberano universal, a semejanza de Asoka, rey indio de la dinastía maurya, al que Jayavarman VII (1181- 1218) se esforzó en imitar. El rey era una especie de Dios vivo, encarnación de las divinidades Shiva, Indra o Brahma. En las festividades, el dios-soberano llevaba una diadema de oro, ricas pulseras, perlas al cuello y las palmas de las manos y de los pies pintadas de rojo, color sagrado. Este dios –polígamo, aunque tenía una esposa-reina oficial– estaba obligado a construir templos grandiosos y a erigirse imágenes para asegurar el fervor de los súbditos a su persona. Entre los khmer se dedicaban rituales al agua y a las cosechas, especialmente al arroz, que constituía el alimento básico de aquella sociedad. El rey era, además, el jefe del gobierno, de la administración provincial y del ejército. En tales tareas era asistido por altos dignatarios. Éstos, así como todos los funcionarios, tenían que prestar un juramento de fidelidad cuyo texto se ha encontrado grabado en piedra en un pasadizo de entrada del palacio real de Angkor.
No existían grandes diferencias sociales entre los khmer, si bien había esclavos, en general prisioneros de guerra, adscritos a los templos y a las familias de la nobleza, que realizaban la mayor parte de las tareas e incluso las grandes obras públicas. Aunque el rey era el juez supremo, y los súbditos podían acudir a él, existían tribunales que imponían duros castigos a los infractores de las leyes, tales como la mutilación del cuerpo e incluso el enterramiento en vida. El funcionariado civil se hallaba encargado de la administración del país, distribuido en circunscripciones provinciales, y de recaudar los impuestos en especies. Los graneros públicos conservaban el sobrante de las cosechas para redistribuirlo en caso de necesidad.
Sobre la vida de Angkor tenemos el testimonio de los bajos relieves y el relato de un viajero chino, Chou ta-Kuon, que llea Camboya a finales del siglo XIII. Según sus textos, la agricultura era la principal actividad económica. El viajero chino enumera los diversos cultivos: calabazas, berenjenas y sandías, sin olvidar el algodón y, sobre todo, el arroz. En los relieves podemos reconocer cocoteros, arecas, papayos y mangos. Una serie de estanques, balsas y canales aseguraban el suministro de agua y la irrigación; sin embargo, los grandes lagos artificiales de Angkor, los barai, tenían esencialmente un valor religioso. La pesca era ya uno de los grandes recursos de Camboya, pues las aguas, particularmente las del Gran Lago, abundan en peces. Las excavaciones arqueológicas han puesto al descubierto piezas de orfebrería admirables, hermosas vasijas con pie de gres, enganches de litera y junturas de timón de bronce, todo ello extraordinariamente trabajado. El comercio era activo, como lo demuestran los relatos chinos. El país estaba surcado de caminos por los que circulaban peatones, carretas de bueyes, elefantes y literas. Unos puentes de arcilla roja –algunos de los cuales todavía se conservan– permitían atravesar los ríos. El transporte por agua se hacía mediante largas barcas de madera construidas de una sola pieza y movidas por remeros. Al lado del pequeño comercio, organizado y gestionado por mujeres, existía un gran comercio de lujo, en el que participaban mercaderes chinos, que se dedicaban a la distribución de sedas, laca, porcelana, papel, almizcle, aceites, peines, agujas, esteras y otros objetos de cobre, bronce y hierro. Las transacciones se realizaban mediante el uso de monedas de oro y plata, pero también el arroz, la sal o el cuero podían utilizarse como moneda de cambio.
En el centro de la primera ciudad de Angkor se encontraba el templo montaña de Phnom Bakheng, coronado por cinco santuarios que evocan las cinco cimas del monte Meru, morada mítica de los dioses. Esta disposición se conservó con frecuencia en los templos posteriores; la de más hermoso desarrollo es la de Angkor Wat. No se descarta la posibilidad de que estos templos montaña, erigidos por los reyes en honor de su divinidad predilecta, tuviesen también un destino funerario. En su mayoría estos templos eran de orientación shivaíta, con excepción de Angkor Vat, dedicado a Vishnu. Sin embargo, el último templo montaña, el Bayon, era búdico. Existe un gran número de templos construidos a nivel del suelo, algunos de los cuales fueron fundados por dignatarios. Sin duda, el más admirable es el templo de arenisca rosa de Banteay Srei (968). Bajo el reinado de Jayavarman VII, los templos de Ta Prohm y de Prah Khan eran monasterios que albergaban, además de a los religiosos, a numerosos servidores, entre los que figuraban músicos y bailarinas. En los santuarios se erigían ídolos, linga o estatuas. La escultura hierática de finales del siglo IX dio paso a un arte menos rígido, que alcanzó una indudable elegancia a finales del siglo XI. De mediados del siglo XII tenemos los admirables bajos relieves de Angkor Wat. En el arte de Bayon las imágenes son a veces retratos cuyos rostros, que esbozan apenas una sonrisa, se hallan sumidos en la meditación.M. S.
Fuente: M. S.