El Lenguaje y los Impulsos
Si la interlengua es un sistema, ¿qué ocurre con los conocimientos relacionados con la lengua que no forman parte integrante de ese sistema?
El Lenguaje y los Impulsos
El lenguaje puede definirse de muchas maneras diferentes, desde muchas perspectivas distintas. Quizá la línea divisoria más importante se encuentre entre las perspectivas cognitiva y social/cultural. La lengua puede verse como algo que está en la cabeza de un individuo o puede verse como un rasgo de las relaciones sociales y de las culturas en las que están inmersas. Es innegablemente ambas cosas y, por tanto, puede y debe estudiarse desde ambas perspectivas, con el objetivo último de establecer una explicación unificada.
El concepto de input (traducido aquí como impulso o entrada) pertenece principalmente al lado cognitivo de esta división. La teoría cognitiva debe mucho a la metáfora del ordenador, ya que considera la mente como un procesador de información. Recibe información a través de los sentidos, procesa y almacena la información, recupera esa información cuando la necesita y la utiliza para producir un output en forma de acciones, incluido el habla. En esta metáfora, la entrada es la información que toma el ordenador, o quizás el proceso de tomarla. La naturaleza de este proceso de "asimilación" representa la cuestión fundamental para el estudio del input.
Desde una perspectiva cognitiva, observando lo que hay dentro de nuestras cabezas, el lenguaje es la interacción entre una serie de tipos distintos de conocimiento y habilidad. Estos tipos incluyen, como mínimo, el fonológico (los sonidos lingüísticos), el morfológico (la estructura de las palabras), el sintáctico (las formas en que se construyen las frases y oraciones), el semántico (los significados de las unidades lingüísticas), el pragmático (el significado en el contexto social), el articulatorio (los movimientos musculares que producen el habla) y el ortográfico (las formas escritas). Este carácter no monolítico de la lengua adquirirá cierta importancia en la literatura.
Una segunda lengua comparte este carácter, ya que también incluye sonidos, frases estructuradas, significados y control físico del habla. La concepción cognitiva de una segunda lengua queda bien recogida en el término interlengua. Se refiere al conocimiento de los alumnos de L2, es decir, al estado de su sistema lingüístico subyacente en un momento dado. El término tiene la ventaja de ser teóricamente neutro, ya que su principal afirmación es simplemente que existe un sistema, no sólo retazos de información o modificaciones de la primera lengua. En la medida en que un determinado alumno puede utilizar la lengua con fluidez y competencia, la interlengua es lo que hace posible este uso.
La naturaleza del sistema siempre ha sido fuente de controversia, y las ideas han cambiado a lo largo de los años. Contrariamente a la concepción original de algunos autores en los años 70, la interlengua ha pasado a considerarse generalmente como una lengua genuina. En parte por esta razón, los teóricos de la gramática universal (UG) han adoptado el concepto, ya que encaja bien con su concepción general de la segunda lengua y del aprendizaje de segundas lenguas y proporciona una forma útil de enmarcar cuestiones importantes. La naturaleza dinámica del sistema también ha pasado a primer plano, aunque los detalles son de nuevo una cuestión teórica. Un aspecto importante es la variabilidad, no sólo a lo largo del tiempo, sino también de un contexto o tarea a otra. La investigación, desde diversas perspectivas, también se ha dedicado a descubrir formas más o menos predecibles en las que la interlengua se desarrolla, en sus propios términos, sin reflejar simplemente el carácter de la L1 o de la lengua meta. En un principio se otorgó a la L1 una posición destacada. Este papel fue cuestionado posteriormente, pero ahora vuelve a reconocerse como un factor significativo, aunque se producen divergencias teóricas sobre cómo afecta exactamente a la interlengua. A pesar de los numerosos desacuerdos, la idea de la interlengua como un sistema en desarrollo se ha convertido en una parte clave del SLA y es probable que siga siéndolo.
Si la interlengua es un sistema, ¿qué ocurre con los conocimientos relacionados con la lengua que no forman parte integrante de ese sistema? Es evidente que tales conocimientos existen. Un alumno de inglés al que se le haya enseñado una regla gramatical determinada puede que nunca consiga incorporar esa regla a la interlengua ni utilizarla en el habla o la redacción, pero aun así será consciente de ella y podrá hablar de ella. Un alumno de mandarín que tenga poca o ninguna capacidad para producir los tonos de la lengua o para oírlos al hablar puede que aún así sepa que la lengua tiene cuatro tonos y sea capaz de describirlos con precisión. Los estudiantes de lingüística pueden dominar conceptos como el criterio Theta o la interpretabilidad de rasgos, pero es poco probable que estos conocimientos lleguen a formar parte de su interlengua para cualquier segunda lengua que estén aprendiendo.
Se puede hacer referencia a este conocimiento relacionado con la lengua con una variedad de términos, con significados algo diversos, entre los que destacan conocimiento metalingüístico, conocimiento sobre la lengua (en oposición a conocimiento de la lengua), conocimiento aprendido (en oposición a conocimiento adquirido) y conocimiento lingüístico aprendido (en oposición a competencia). También se ha asociado a las nociones de conocimiento explícito y conocimiento declarativo, aunque en este caso se impone una considerable cautela.
Entrada o Impulso
Se han ofrecido muchas definiciones para el término "input". Comúnmente se entiende de forma tradicional e intuitiva, reflejando en parte la metáfora del ordenador, y esto constituye un buen punto de partida. Pero los investigadores son conscientes desde hace tiempo de que detrás de esta metáfora tan ordenada se esconde una complejidad considerable. Para entender el input, necesitamos ir más allá de la superficie, considerando cómo encaja en el sistema cognitivo en su conjunto.
Intuitivamente, el significado de "input" parece claro. Cuando oímos a alguien hablar en la lengua que estamos aprendiendo, lo que dice es input. Cuando leemos algo en la lengua, lo que leemos es input. El input es entonces "el material que se utiliza para la adquisición". No es de extrañar que el término evidencia aparezca habitualmente en este contexto. Se considera que el input es la evidencia que los alumnos utilizan para determinar la naturaleza subyacente de la lengua. El alumno es entonces una especie de detective, o solucionador de problemas, que descifra los principios de la lengua a partir de la información disponible, que se plasma en el input. En esta conceptualización, el input/evidencia se ve naturalmente como instancias de la lengua, que proporcionan información sobre sus características. La idea de input-como-evidencia puede verse en el término datos lingüísticos primarios utilizado habitualmente en los enfoques UG.
Normalmente pensamos en el input como lo que el alumno recibe de otras personas, pero los alumnos también oyen (o leen) las cosas que ellos mismos dicen (escriben), por lo que a veces se considera que el input incluye su propia producción. Esto se ha denominado input virtual.
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