
Masacre de Lisboa de 1506
Sobre las Masacres en la Historia y su Estudio
Las muertes son intencionadas si resultan de políticas diseñadas para obligar o coaccionar a la población civil a cambiar su comportamiento, y si los perpetradores de tales hechos podrían haber esperado razonablemente que estas políticas resultaran en una muerte generalizada. Así pues, los civiles muertos por bombardeos aéreos se considerarían víctimas de asesinatos masivos sólo si sus atacantes tuvieran como objetivo intencional matar o aterrorizar a los civiles como parte de un esfuerzo por obligar a los supervivientes a rendirse (caso de las bombas nucleares lanzadas sobre Japón en los años 40).
Sin embargo, si los civiles murieran mientras los atacantes intentaban destruir las fuerzas militares o la infraestructura cercanas, esas muertes se considerarían involuntarias, aunque el atacante pudiera haber esperado cierto nivel de bajas civiles (incluso cuando no es querido, los errores militares ocurren; en otros casos, no es un propósito militar, pero no se realizan esfuerzos adicionales suficientes para evitar las muertes y las heridas civiles). Las muertes resultantes de marchas forzadas, trabajos o deportación forzados, se consideran intencionadas si los perpetradores que obligaron a estos hechos podían haber esperado razonablemente que la aplicación de esas políticas provocaría un gran número de muertes de civiles (a veces, sólo haciendo un recuento inicial es posible calcular el resultado entre la población civil), aunque no se propusieran matar a esas víctimas, per se. Hay situaciones mixtas: se desea que exista cierto número de muertes, pero no de todas las víctimas forzadas. Esto ocurrió en el transporte de esclavos hacia los puertos africanos (como medio de selección natural) y puede darse cuando se requiere cierta cobertura de los medios de comunicación, porque la ayuda humanitaria puede interesar a los gobiernos o guerrillas locales. Interesa que haya víctimas de inanición, pero que haya sobrevivientes para que siga llegando la asistencia humanitaria (esto ocurrió en algunos casos en África).
A diferencia de las muertes de civiles causadas por el bombardeo de fábricas o instalaciones militares cercanas, las poblaciones civiles son el objeto directo de marchas forzadas, trabajos forzados y deportación, y no las víctimas coincidentes de las políticas dirigidas contra los soldados o las estructuras físicas.
Las muertes resultantes de este tipo de políticas, ya sea que los autores de estas tuvieran la intención de utilizar la violencia o la privación de alimentos para matar a civiles o simplemente para coaccionarlos, no debe ser subestimada. El hambre, la desnutrición, el agotamiento y las enfermedades fueron responsables de una gran proporción de las muertes masivas en el siglo XX. Las muertes resultantes de estos factores rivalizan a veces con los métodos directos de matanza, incluso en casos notorios por su violencia y brutalidad. La inanición dentro y fuera de los campos de trabajo fue uno de los principales medios de masacre masiva en la Unión Soviética, China y Camboya. Durante el Holocausto, la inanición y las duras condiciones mataron a un gran número de judíos. Se estima que más de ochocientos mil judíos, más del 15 por ciento de todos los que perecieron, murieron de privaciones dentro y fuera de los guetos en Europa Oriental. Otros autores han sugerido que un tercio o más de las víctimas judías murieron de hambre, enfermedad y malnutrición en lugar de ser gaseados o fusilados.
La masacre intencional de un gran número de civiles desarmados, sin importar su causa, debería plantear profundas cuestiones morales en las diferentes culturas y contextos sociales. Esta es una de las razones más importantes para estudiar el asesinato colectivo.
Sin embargo, hay que destacar que referirse a dos acontecimientos distintos como asesinato colectivo no implica ninguna equivalencia moral entre ellos. Del mismo modo que las mismas palabras pueden aplicarse a acontecimientos con causas diferentes, también pueden aplicarse a acciones de diferente rectitud moral.
Pormenores
Los historiadores y científicos sociales que estudian las guerras o las revoluciones, por ejemplo, no tienen por qué dar a entender que todas las guerras o revoluciones ocupan el mismo dominio moral.
Revisor: ST [rtbs name="genocidios-y-asesinatos-en-masa"]