
La Sociedad Soninke
La sociedad soninke era en su origen una sociedad igualitaria.
Las tradiciones dicen que al principio Wagadu era sólo una especie de confederación de los clanes soninke que siguieron al patriarca Dinga en su migración: los clanes de los simpara, los sogona, los dumbe, los fade, los niakhate, los simaga, los ture, los kuma, etc. Todos ellos eran iguales, y todas las familias de un mismo clan tenían los mismos derechos en la sociedad. Los descendientes de Dinga fueron reconocidos como jefes en consideración a su antepasado. Cada uno de los clanes era responsable de la administración de las tierras ocupadas por sus antepasados.
Pero el comercio transahariano introdujo en este sistema diversos factores de jerarquización. Apareció una aristocracia comerciante que ejercía el poder económico y aspiraba a tener también el poder político. El tunka reclutaba a algunos de sus dignatarios y consejeros entre los miembros de esta aristocracia. El comercio transahariano contribuyó igualmente a aumentar el número de esclavos. Después del oro los esclavos eran la mercancía más solicitada por los comerciantes del norte de África. La clase de los artesanos (herreros, alfareros, zapateros, tejedores) se vio igualmente estimulada por el desarrollo de las ciudades.
Parece como si los soninke hubieran adoptado la semilla de evolución que esparcían sus aliados económicos. A través de las fuentes árabes se advierte una voluntad de escudarse detrás de sus creencias animistas, único refugio frente a la civilización árabe que había conquistado ya tantos continentes. En este sentido podemos afirmar que en Ghana existía, antes de la conquista almorávide, un auténtico animismo militante. A pesar de la existencia, por razones económicas, de una mezquita dentro del recinto del palacio real, la conversión al Islam estaba mal vista, y los que sufrían tal desgracia estaban obligados a ocultar su nueva religión; según Al Bakri, éste fue el caso del hijo del tunka Bassi. El culto a la serpiente, el Wagadu bida, se mantenía vivo en todo el Imperio. En Kumbi Saleh este culto se celebraba en un bosque sagrado, cerca del palacio real. Allí vivían también los brujos que se encargaban de velar los fetiches y las tumbas reales. Es digno de destacar el hecho de que el rito funerario de los soninke de Ghana se parecía en muchos aspectos al del antiguo Egipto.
Sin embargo, el Islam ya se había apuntado algunos tantos. Estaba presente en el oeste, en Tekrur, donde a partir de 1040 actuó como conquistador. Diversas ciudades soninke del interior, como Yeresni, albergaban entonces a algunos musulmanes, y el rey de Mande, que dependía de Ghana, había llegado a abrazar oficialmente la nueva religión, aunque al parecer esta conversión de circunstancias afectó únicamente al rey, su familia y sus allegados. Incluso el propio tunka elegiría a algunos de sus ministros entre los musulmanes.
El proceso estaba, pues, en marcha. Los ibadíes musulmanes eran demasiado activos económicamente en el Sudán occidental para no hacer proselitismo. Actualmente se cree que el rey de Mande fue convertido por un ibadí. A partir del siglo XI los ibadíes serían suplantados por los almorávides.
Fuente: M. S.